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Doble crimen estremece a una comunidad fronteriza

Un doble asesinato estremece a la comunidad de Hichucollo, ubicada en la región altiplánico-cordillerana del municipio de Pelechuco, en la provincia paceña Franz Tamayo, cerca de la frontera con Perú.

El irpirmallku (Secretario General) de la comunidad, quien prefiere no revelar su identidad, explicó a La Prensa que entre las 23.30 y la medianoche del martes, el estampido de dos disparos de arma de fuego rompió la tranquilidad de la noche. Dos personas murieron instantáneamente.

Antes de que alguno de los 150 habitantes de la aldea pudiera reaccionar, los autores del doble asesinato se perdieron, no se sabe cómo, en la oscuridad.

El Secretario General del Sindicato Agrario continúa su relato. Después de unos momentos de desconcierto, se escucharon los desesperados gritos de auxilio de dos mujeres.

Alberto Kama (45) y su hijo Nano (19) estaban muertos dentro de su vivienda, en sus camas. Dormían con sus respectivas esposas, cuando una cantidad aún no determinada de desconocidos, enmascarados y armados irrumpieron en el inmueble.

Trémulas, las dos mujeres apenas pudieron decir que los atracadores hablaban aymara.

Todo estaba muy oscuro. Según el irpirmallku, las dos sobrevivientes poco pudieron distinguir, pues fueron encandiladas por poderosas linternas.

Los dos hombres no tuvieron oportunidad de defenderse. Fueron baleados a la luz emitida por estos faroles que dificultaban identificar a los agresores.

Alberto Kama vivía en compañía de su esposa y el hijo de ambos, Nano, quien había formado su familia unos meses antes, por lo que la esposa de éste se sumó al hogar.

El sitio se halla a unos tres o cuatro kilómetros de la frontera con Perú y a unos seis de la población de Ulla Ulla y se encuentra dentro de los límites de esta reserva de fauna, en particular flamencos, vicuñas y cóndores.

La frígida zona se encuentra a 4.954 metros sobre el nivel del mar. Allí se persigue a los cazadores furtivos, por lo que los guardas van armados y también los malhechores.

Un sargento de la Policía es el único responsable de brindar seguridad en el paso fronterizo, por donde se sospecha que el contrabando de combustibles, gas y alimentos tiene vía libre.

El uniformado se puso en contacto con autoridades de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC) para informar del hecho de sangre.

Una comitiva de investigadores partió a la zona alrededor de las 09.00 de ayer, pero la gran distancia y las malas condiciones de la carretera hicieron que el viaje demorara unas diez horas, por lo que llegaron de noche y sus pesquisas comenzarán esta mañana.

A objeto de evitar que se contamine la escena del crimen, las autoridades originarias impidieron la entrada a la vivienda y que se tocaran los cuerpos de las víctimas fatales.

Las dos mujeres fueron llevadas a otra casa para que descansen, se repongan de la impresión y no queden a la intemperie.

“Lo que queremos es que este caso se resuelva y se encuentre a los culpables, quienes deben ser sancionados. Por eso también necesitamos que vengan los periodistas a este lugar”.

Los dos fallecidos trabajaban como operarios en la instalación de bombas para la extracción de agua potable de pozos, proyecto que es administrado por la Iglesia Luterana.

“No tenemos sospechas. No sabemos quiénes pueden ser los asesinos. Sabemos que la frontera está muy cerca”.

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