Las jóvenes eran amigas íntimas e incondicionales
Wara Carolain Choque (15) era la líder natural del grupo, porque era mayor que Griselda Vera (14) y María Elena Laura Mamani (13). Tres de sus compañeros del colegio Juan Capriles las definen como amigas inseparables, aunque con problemas, incluso una habría hablado de quitarse la vida.
Wara estudiaba en el colegio Puerto de Mejillones, pero este año su familia decidió inscribirla en el Juan Capriles de la Ceja de El Alto. Uno de sus amigos recordó que, ni bien se iniciaron las clases, logró hacerse amiga de Griselda y María Elena.
“Wara era alegre y le gustaba las fiestas”, afirma una de sus compañeras que aguardaba ayer en la morgue del Hospital de Clínicas de Miraflores, como el resto de sus compañeros y la familia de las tres adolescentes, los resultados de la autopsia.
Una amiga de Vera recordó que las tres solían contar sus historias en medio de risas.
“Lo que ellas querían era el cariño de sus padres. Hacían todo para llamar la atención de sus compañeras”, agregó la adolescente que, como el resto, aún no podía creer lo que pasó.
“Griselda era buena alumna. María Elena se decepcionaba, gritaba que quería morirse y decía que la vida no vale nada. Le preguntaba ¿por qué estas aquí? y me respondía: ‘estoy aquí por obligación, me quiero morir’”.
Otra de sus compañeras coincidió en que María Elena tenía problemas. “Se cortaba las manos por chicos, y eso es lo que más me dolía”, rememora.
Las tres adolescentes desaparecieron el martes y sus cadáveres fueron encontrados la noche del miércoles en el fondo de un barranco de 200 metros de la zona Faro Murillo, que está en el límite entre La Paz y El Alto.
El director del colegio Juan Capriles, René Quit, informó que las tres adolescentes asistieron el martes al colegio (turno mañana) e incluso a una de ellas la recogió su madre. “A las seis de la tarde se habrían reunido para realizar algún tipo de trabajo”, dijo.
Los restos de las víctimas son velados en la sede social de la zona de Villa Dolores, en El Alto.
Wara estudiaba en el colegio Puerto de Mejillones, pero este año su familia decidió inscribirla en el Juan Capriles de la Ceja de El Alto. Uno de sus amigos recordó que, ni bien se iniciaron las clases, logró hacerse amiga de Griselda y María Elena.
“Wara era alegre y le gustaba las fiestas”, afirma una de sus compañeras que aguardaba ayer en la morgue del Hospital de Clínicas de Miraflores, como el resto de sus compañeros y la familia de las tres adolescentes, los resultados de la autopsia.
Una amiga de Vera recordó que las tres solían contar sus historias en medio de risas.
“Lo que ellas querían era el cariño de sus padres. Hacían todo para llamar la atención de sus compañeras”, agregó la adolescente que, como el resto, aún no podía creer lo que pasó.
“Griselda era buena alumna. María Elena se decepcionaba, gritaba que quería morirse y decía que la vida no vale nada. Le preguntaba ¿por qué estas aquí? y me respondía: ‘estoy aquí por obligación, me quiero morir’”.
Otra de sus compañeras coincidió en que María Elena tenía problemas. “Se cortaba las manos por chicos, y eso es lo que más me dolía”, rememora.
Las tres adolescentes desaparecieron el martes y sus cadáveres fueron encontrados la noche del miércoles en el fondo de un barranco de 200 metros de la zona Faro Murillo, que está en el límite entre La Paz y El Alto.
El director del colegio Juan Capriles, René Quit, informó que las tres adolescentes asistieron el martes al colegio (turno mañana) e incluso a una de ellas la recogió su madre. “A las seis de la tarde se habrían reunido para realizar algún tipo de trabajo”, dijo.
Los restos de las víctimas son velados en la sede social de la zona de Villa Dolores, en El Alto.
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