“Me encegueció que falte a la memoria de mi hijo” - El Policial Bolivia
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“Me encegueció que falte a la memoria de mi hijo”

Efectivos de la Policía inspeccionan el sitio, en la calle San Martín, donde Arteaga acribilló a Guzmán, el pasado 1 de octubre

“Mató a mi hijo”, exclamaba Jorge Arteaga Maldonado (56) aquel 1 de octubre después de disparar ocho veces contra Jorge Guzmán Carvalho (28), sentenciado en primera instancia a 18 años de cárcel por haber dado muerte al hijo del ex militar en abril de 2007.

Una semana después de haber fulminado a Guzmán, recostado en una cama del hospital Viedma y atendiendo de vez en cuando a alguna visita que le llega con alguna tarjeta de apoyo, el coronel de la reserva activa revela cómo el homicidio de su hijo acabó con su paz hace ya más de dos años. “Él se burlaba de nuestro dolor y yo no iba a permitir eso”, dice.

Unos minutos más tarde, explica los pormenores legales y las irregularidades que hubo en el proceso: “La primera tipificación era intento de homicidio, por (la fiscal) Tatiana Salazar, pero, la doctora Lilian Ferrufino (segunda fiscal) cambió el tipo de delito a lesión seguida de muerte, que no era real.

Esa noticia para mí ha sido terrible, el primer golpe duro de mi vida aparte del fallecimiento de mi hijo. Fue fatal para mí. El sobreseimiento injusto de Valeria (Daza, la novia de Jorge Guzmán) también me afectó”.

Durante dos años, recorrió la Fiscalía y los tribunales buscando justicia. Su voz llana cambia al llegar a este punto. Alterado y conteniendo maldiciones, culpa a los abogados con los que combatió para meter preso a Guzmán.

“No hay ética. Hay abogados que tienen ética, normalmente son los que defienden a las víctimas, pero aquellos que defienden a criminales no tienen moral ni ética. Parece que no tienen ni Dios.

-¿Cómo empezó su calvario?

-El día de la muerte de mi hijo Alex Arteaga, había cuatro personas que vieron el hecho. Todos coincidieron en que Valeria Daza, la enamorada de Jorge Guzmán, frenó el carro, esperó a que disparara y luego fugó, y ella fue sobreseída sin ninguna culpa. Sin ningún fundamento, un juicio que debería durar seis días duró 48. Sus abogados recusaban a los jueces.

Han hecho uso y abuso de todos los recursos. ¿Cuál era el propósito en esa etapa? llegar a los 18 meses sin sentencia y que Jorge Guzmán salga libre, pero no pudieron. Y salió la sentencia con 18 años de cárcel, pero después de julio comenzaron a pedir la cesación de detención preventiva. Para pedir la libertad condicional utilizaron un contrato de trabajo fraudulento, porque la odontóloga Wilma Conde indicó que era para la visa de un chico que iba viajar a España. Ese documento fue mostrado en 10 audiencias.

-¿Cómo reaccionó ante las diferentes calificaciones del crimen?

-La primera tipificación era intento de homicidio, por Tatiana Salazar. Lilian Ferrufino cambió el delito de intento de homicidio a lesión seguida de muerte, que no era real. Esa noticia para mí ha sido terrible, el primer golpe duro de mi vida aparte del fallecimiento de mi hijo. Fue fatal. El sobresimiento injusto de Valeria, también me afectó.

- Cuando rebajaron la condena de Guzmán de 18 a 10 años, ¿cómo se sintió?

-(Silencio)… no sé. Creo que lo hicieron por ayudarle, la Sala Penal Tercera y es la misma que ordenó su libertad después de los 24 meses.

-¿Cómo fue la última audiencia?, ¿qué pasó?

-Éste (Jorge Guzmán) en todas las audiencias se burlaba de nuestro dolor. Se reía y me hacía así (señala el dedo medio de la mano y el cuello), pero en todas las audiencias. En esa, la jueza le llamó la atención. Dijo: “¡Compórtense las partes!”.

-¿Qué fue lo que lo colmó ese 1 de octubre?

-Que se riera y me hiciera la seña, que me amenace. Que falte a la memoria de mi hijo. ¡Cómo después de asesinar, sabiendo que estamos padeciendo nosotros, se va burlar! Tenía que respetar la memoria de mi hijo, yo no lo iba a permitir. Eso me encegueció y no recuerdo más…

-¿Qué le falta a la justicia?

-La justicia debería aprender de la justicia militar. Ahí hay ética. Yo he sido vocal del Tribunal Supremo de Justicia Militar cuatro años y no se ven estas cosas. No hay retardación de justicia, a los abogados no se les permite demasiadas chicanerías y, sobre todo, la ética de los administradores de justicia militar, porque no se les permite que se desvíen. Si lo hacen tienen mucho que perder: su jubilación, los dan de baja y sus beneficios. Entonces es un freno para que administren bien la justicia.

-¿Qué piensa de que tanta gente lo apoye?

-Yo pienso que la gente se identifica con mi causa, porque no hay una sola persona en Bolivia que no tenga un familiar que haya sido asesinado, asaltado, cogoteado o haya sufrido una violencia de parte de los criminales.

- ¿Qué respuesta tienen esas víctimas de la justicia?

- Yo no creo mucho que sea falla de los operadores de justicia. Tienen sus limitaciones. Donde está la falla es en el Código de Procedimiento Penal. Los abogados de delincuentes aprovechan, lo han tomado como una biblia.

-¿Qué cree que le depara esa justicia defectuosa?

-Bueno, no sé pues. Está llena de sorpresas. Sin embargo, creo que van actuar bien en este caso. Al menos tengo la esperanza.

Qué le espera

Jorge Arteaga, ha caído en manos de la misma justicia que liberó al asesino de su hijo. Sabe que le esperan más batallas: una en los tribunales, donde cuenta con un movimiento espontáneo denominado Comité Contra la Corrupción y tiene en contra al Ministerio Público, que ha redoblado sus esfuerzos para asegurar que Arteaga comparezca por homicidio y a la acusación de la víctima que peleará por una condena por asesinato.

Por lo pronto, tiene una lucha con su salud: su corazón está delicado por la hipertensión, tambalea, su oído derecho está disminuido y su mente sometida a un estrés severo.

Breve cronología de los hechos

SENTENCIADOS A MUERTE

El 9 de marzo de 2007 a eso de las 17:00 Alex Arteaga Cárdenas (26) se encontró con la muerte. Llegaba a su bufete cuando Jorge Guzmán (26) le disparó. La bala perforó su ojo izquierdo atravesó su cabeza y se alojó en su cerebro. Su verdugo huyó en el vehículo de Valeria. Dio unos tres pasos y cayó al piso. Guzmán, dejó a Valeria y continuó bebiendo, fue capturado a las 22:00, en su cuarto.

El 1 de octubre de 2009 a eso de las 17:00 Jorge Guzmán Carvalho (28) iba al bufete de su abogada, después de ganarle en los tribunales al padre de su víctima, Jorge Arteaga, que lo denunció por presentar un certificado de trabajo fraguado.

A dos cuadras de la Corte de Justicia Arteaga le disparó en el pecho. Cuando cayó herido le disparó siete veces más: en las rodillas, el tórax, ingle izquierda y tres veces en el abdomen.

ÁLEX

Un tiro en el ojo


Alex Arteaga Cárdenas (26) volvía a su oficina por la calle España a las 17:10 del 9 de marzo de 2007. Coincidió con Valeria Daza, que pasaba en su auto junto con tres amigos y su novio, Jorge Guzmán.

Desde el vehículo, su amigo de colegio en San Joaquín (Beni), Osvaldo Mejía “Nenito”, le gritó: “¡Hola fiera!”. Valeria preguntó a quién saludaba y cuando le dieron la respuesta, se oyó un estruendo: Jorge Guzmán había disparado a Álex Arteaga en el ojo izquierdo.

El vehículo se fue y el abogado se retorcía de dolor mientras maldecía. Después se derrumbó en la acera, en estado de coma. El 18 de marzo murió luego de nueve días en terapia intensiva.

JORGE

Fiesta y muerte


Jorge Guzmán Carvalho (28) iba a cumplir 27 años el sábado 10 de marzo de 2007, pero festejaba desde el jueves.

El viernes 9 de marzo continuaba de parranda, primero en un gimnasio y luego en el local Las Palmeras. Desde allí llamó a Valeria, con quien llevaba una relación tormentosa. Ella, que hacía prácticas en la terminal de buses, fue a su encuentro a las 16:00. Bebieron por una hora más.

A las 17:00 se fueron al café Dalí, pero cambiaron de planes después de que Guzmán hizo el disparo. Pasó dos en prisión. Después de ese tiempo, el 1 de octubre 2009, Guzmán fue ajusticiado por Jorge Arteaga en la céntrica calle San Martín a las 17:10.

VALERIA

Iba al volante


Valeria María Daza Salvatierra (24), estudiaba ingeniería financiera en la UPB. El 9 de marzo de 2007 por la mañana fue a sus prácticas en la terminal.

Por la tarde, se reunió con su novio porque éste la llamó a las 15:15. Llegó al local Las Palmeras a las 16:00 notó que su pareja había bebido una caja de cervezas con tres amigos: Osvaldo Mejía, Jamil Sabja y Ronald.

A las 16:55 se marcharon. Ella manejaba el auto desde el que Guzmán disparó contra Arteaga, un Suzuki 1608-FAE, hacia el café Dalí. A las 17:00, ocurrió el crimen. Casi un año después, el 5 de mayo de 2008 murió su padre, Víctor Hugo Daza, en un accidente. Nadie sabe dónde está actualmente, aunque se la supone en Beni.

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