Asaltan una importadora y se llevan más de $us 6.000
Dos sujetos armados, presumiblemente extranjeros, atracaron una importadora, la tarde de ayer, y se llevaron $us 6.600 de la caja, luego de reducir a un vendedor y amedrentar a la administradora.
El suceso se registró alrededor de las 16:00 en la importadora Salfimaq, ubicada en el segundo anillo, entre avenidas Santos Dumont y Omar Chávez, al frente del supermercado Fidalga de Santa Cruz.
La administradora, que prefirió no dar a conocer su nombre, indicó que, a esa hora, un sujeto ingresó al local y comenzó a cotizar el precio de varios aparatos destinados a la industria alimenticia.
Cuando se percató de que en el local sólo estaban un vendedor y la administradora, el individuo llamó por celular y al instante se presentó su cómplice, un sujeto gordo y de tez morena, que hablaba con un acento extraño.
Los atracadores desenfundaron armas de fuego y mientras uno tiraba al piso al vendedor, el otro se fue directo a la caja registradora, amenazando con el arma a la encargada.
“Si no gritas, no te pasa nada”, le dijo el recién llegado, que luego de sacar el dinero de la caja, todavía se dio tiempo para contarlo. Finalmente, los ladrones encerraron al vendedor en el baño y dejaron a la administradora bajo un escritorio.
El suceso se registró alrededor de las 16:00 en la importadora Salfimaq, ubicada en el segundo anillo, entre avenidas Santos Dumont y Omar Chávez, al frente del supermercado Fidalga de Santa Cruz.
La administradora, que prefirió no dar a conocer su nombre, indicó que, a esa hora, un sujeto ingresó al local y comenzó a cotizar el precio de varios aparatos destinados a la industria alimenticia.
Cuando se percató de que en el local sólo estaban un vendedor y la administradora, el individuo llamó por celular y al instante se presentó su cómplice, un sujeto gordo y de tez morena, que hablaba con un acento extraño.
Los atracadores desenfundaron armas de fuego y mientras uno tiraba al piso al vendedor, el otro se fue directo a la caja registradora, amenazando con el arma a la encargada.
“Si no gritas, no te pasa nada”, le dijo el recién llegado, que luego de sacar el dinero de la caja, todavía se dio tiempo para contarlo. Finalmente, los ladrones encerraron al vendedor en el baño y dejaron a la administradora bajo un escritorio.
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