Violencia y descontrol tras serenata en el barrio Petrolero
No faltó la violencia en las calles del barrio Petrolero tras la serenata del 25 de Mayo. No se normó el consumo de bebidas alcohólicas y, más bien, se otorgó permiso a más de 250 puestos de venta de canelas. Por la madrugada, debido al excesivo consumo de alcohol, se protagonizaron peleas campales y las calles sirvieron de urinarios.
La serenata a los 202 años del Primer Grito de Libertad en América, organizada por la Gobernación de Chuquisaca, pasó de una fiesta a pugilatos.
Este año, la Jefatura de Espectáculos Públicos vendió aproximadamente 200 puestos para la instalación de las “caneleras” y, por la excesiva demanda y para evitar problemas entre comerciantes, accedió a habilitar otros 50, aunque al final más de 300 “caneleras” vendieron sus preparados.
Al promediar las 2:00, comenzaron las grescas entre jóvenes en estado de ebriedad; un simple empujón era pretexto para que comenzaran las peleas. Participaron tanto mujeres como varones que se golpeaban entre sí, una mayoría a causa de problemas entre parejas, ante la falta de control policial o de otras instituciones.
Otro dolor de cabeza para los vecinos fue que sus muros y las calles adyacentes quedaron “remojados” por la orina de las personas ebrias. Algunos vecinos recurrieron a echar con agua a los beodos para evitarlo.
La serenata a los 202 años del Primer Grito de Libertad en América, organizada por la Gobernación de Chuquisaca, pasó de una fiesta a pugilatos.
Este año, la Jefatura de Espectáculos Públicos vendió aproximadamente 200 puestos para la instalación de las “caneleras” y, por la excesiva demanda y para evitar problemas entre comerciantes, accedió a habilitar otros 50, aunque al final más de 300 “caneleras” vendieron sus preparados.
Al promediar las 2:00, comenzaron las grescas entre jóvenes en estado de ebriedad; un simple empujón era pretexto para que comenzaran las peleas. Participaron tanto mujeres como varones que se golpeaban entre sí, una mayoría a causa de problemas entre parejas, ante la falta de control policial o de otras instituciones.
Otro dolor de cabeza para los vecinos fue que sus muros y las calles adyacentes quedaron “remojados” por la orina de las personas ebrias. Algunos vecinos recurrieron a echar con agua a los beodos para evitarlo.
No hay comentarios