Niño sobreviviente de matanza en Connecticut narra atacante gritó: ¡Déjenme entrar!
Ositos de peluche, cada uno, representando a una de las víctimas de la escuela primaria Sandy Hook, se ven sentados en un muro cerca del lugar en que se improvisó un altar en memoria de los 26 asesinados, entre ellos 20 niños, el domingo 16 de diciembre del 2012 en Newtown, Connecticut. (Foto AP/David Goldman).
"... Escuchamos un vidrio rompiéndose, nos asustamos y oímos golpes en la puerta de la clase del lado de afuera. Estábamos todos llorando y escuchamos al tipo decir '¡Déjenme entrar, déjenme entrar!'", dice el niño imitando la voz grave de Adam Lanza, el autor de la matanza.
Newtown, EEUU. AFP. "¡Déjenme entrar, déjenme entrar!", gritó el autor de la matanza a niños y maestras encerrados en un aula de la escuela primaria Sandy Hook en medio de su sangriento raid, cuenta con increíble calma aferrado a un osito de peluche el pequeño Nicholas Sabillon.
La puerta estaba cerrada con llave tras una rápida reacción de la maestra de música, Maryrose Kristopik, y eso salvó a niños y adultos, según el relato del chico de 9 años entrevistado por la AFP junto con sus padres Jose y Sherry Sabillon, tras la visita del presidente Barack Obama a Newtown.
El pequeño Nicholas conserva en su mente muchas imágenes de lo ocurrido el viernes, cuando un joven irrumpió en su escuela de este pueblo de Connecticut (noreste de Estados Unidos) y mató a 26 personas, 20 de ellas niños, antes de quitarse la vida.
"Cuando escuchamos los dos primeros tiros, la señorita Kristopik vino a la puerta y otra señorita corrió por el pasillo. La señorita Kristopik agarró rápido sus llaves y cerró.
Quedamos todos en la clase de música. Estábamos todos aterrados y rezamos. Nos agarramos de la mano para no hacer ningún ruido", recuerda.
"Luego, escuchamos un vidrio rompiéndose, nos asustamos y oímos golpes en la puerta de la clase del lado de afuera. Estábamos todos llorando y escuchamos al tipo decir '¡Déjenme entrar, déjenme entrar!'", dice imitando la voz grave de Adam Lanza, el autor de la matanza.
"No abrimos la puerta, que estaba cerrada con llave, y por suerte él luego dejó la escuela y corrió", agrega.
Cuando la policía se identificó y la puerta se abrió finalmente, Nicholas vio a fuerzas de seguridad avanzando con sus armas apuntando al resto de las aulas.
"Hacía cientos y cientos de policías y SWAT (miembros de la fuerza de intervención rápida) por todos lados y algunos guardias nacionales. Corrimos todos. Entramos en el cuartel de bomberos para estar seguros", explica.
Fue en ese lugar, adonde fueron evacuados todos los alumnos, en el que los padres de Nicholas se reencontraron con su hijo, tras vivir momentos de interminable angustia, como cuenta Sherry Sabillon.
"Fue la cosa más aterradora en el mundo", dice esta mujer de unos cuarenta años, cabello rubio y gafas, que asegura estar bien ahora.
Cuando recibió un primer mensaje de texto informándole de un tiroteo en Dickinson Drive, la calle de la escuela, Sherry afirmó no haberse preocupado demasiado, pensando que se trataba de una bala perdida de algún cazador que había alcanzado de manera accidental el cuartel de bomberos.
Luego llegó otro mensaje precisando que el tiroteo era en la escuela y entonces sí Sherry llamó de inmediato al servicio de urgencia 911, a la policía de Newtown y a su marido, que ya estaba "en camino" al colegio.
"Conduje a la escuela y entré en el cuartel de bomberos y, por suerte, en una esquina estaba uno de los amigos de Nicholas, de 9 años, y su padre me dijo 'Está todo bien, está aquí conmigo'", relata.
"Estaba tan aliviada que empecé a abrazarlos y besarlo a él y al cihco y Nicholas estaba al lado de ellos y empecé a abrazarlo y besarlo", agrega emocionada.
En esos primeros momentos tras la tragedia, la policía no brindó mucha información sobre lo ocurrido, ni siquiera a los familiares dentro del cuartel de bomberos, limitándose a hablar de "tres adultos" heridos y "sin hacer mención a ningún chico". "Dejamos el lugar pensando que se trataba solo de adultos", indica todavía conmocionada.
Sherry Sabillon afirma no tener dudas de que su hijo escapó sano y salvo de la matanza gracias al heroísmo del personal de la escuela: "Los maestros dieron su vida", admite.
Unos días después de la tragedia, la madre asegura que Nicholas "parece ir bien" y que "no ha tenido pesadillas".
Los Sabillon llevaron a su hijo a la vigilia del domingo por la noche en la que participó el presidente estadounidense Barack Obama porque pensaron que a Nicholas le iba "hacer bien" y a ayudar estar "con toda la comunidad".
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