Cochabamba: Tres mujeres fueron atacadas a tiros por un desonocido
La hipótesis más sólida del violento atentado sufrido por tres mujeres en su casa de la calle Paccieri, a pocos metros de la plaza Colón, es que podría estar relacionado con una venganza por un crimen presuntamente cometido por una hermana de las víctimas que ya está presa. La segunda: problemas en la misma familia.
A las 22:00 del sábado 11 de junio un hombre vestido de negro y con una gorra que decía FELCC irrumpió en una vivienda particular en la que funciona una farmacia asegurando que era un policía y arremetió contra tres mujeres, una madre y sus dos hijas, delante de dos niños testigos. Ana Encinas Rodríguez (44) murió en el instante con dos tiros en el rostro. Su madre, Virginia Rodríguez Vargas (70), sobrevivió a un impacto de bala en la nuca pero permanece en terapia intensiva del hospital Viedma en estado crítico. Amanda Encinas Rodríguez (39) fue herida en la palma de la mano y en el brazo izquierdo. La Policía la investiga también, pues sus heridas fueron leves, informó el comandante de la Policía, coronel Luis Alberto Aguilar.
La intención del criminal era ejecutar a las dos mujeres. Por ello, le disparó a Ana Encinas en la mejilla y en la sien izquierda. Los vecinos escucharon cinco disparos y luego el llanto de una niña que gritaba aterrorizada: “¡Mi mamá, mi mamá!”.
La farmacéutica dejó dos niños huérfanos, una de 8 años y un varón de 10. El comandante de la Policía detalló que en la casa había dinero, pero el atacante no se lo llevó, por lo que descartó que el móvil de la desgracia haya sido un robo. La hipótesis más sólida, por el momento, es que se trate de una venganza en contra de Martha, una hermana de Ana y Amanda, que está detenida preventivamente, acusada de la muerte del dueño de la fábrica de cartones Cartonplast de Colcapirhua, Mario Tintaya Rocha (53), el 13 de marzo de este año.
En la factoría hubo un incendio que fue provocado para encubrir el crimen. La autopsia confirmó entonces que la causa de muerte de Tintaya no fue el incendio, sino un balazo en la cabeza. Varias personas sospechosas fueron sometidas a pruebas científicas para detectar la presencia de pólvora en sus brazos. El arma, calibre 22, fue dejada en la escena del crimen y es analizada, al igual que otros indicios importantes.
El arma de fuego utilizada para ejecutar a Ana Encinas y herir de muerte a Virginia Rodríguez en la cabeza, es una pistola de calibre 22. El criminal dejó el arma en la escena del crimen, además de otros indicios. La Policía cree que esclarecerá el caso muy pronto.