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La Paz: Siniestro plan, el trágico final de María Lindaura y su hija Miranda en manos de un anticresista y un albañil sin piedad

María Lindaura y Miranda Lucía
Gabriel Edmundo Montalvo Rodríguez no tenía ni la más mínima idea de cuántas personas se movilizarían por la desaparición de María Lindaura Vega Jaldín, de 64 años, y su hija, Miranda Lucía Tejada Vega, de 22 años, quienes eran las propietarias del inmueble que él ocupaba como anticresista desde el 2014 en La Paz. Este hombre había planificado cuidadosamente el doble crimen durante cuatro meses, creyendo que nadie lo descubriría. Sin embargo, cuatro días después de las desapariciones, Gabriel Edmundo, junto con Wilfredo Luis Santos Salazar, el albañil que había contratado él y la víctima, y el hermano de este, José Luis Santos Salazar, se vieron frente a las cámaras de los medios de comunicación en una conferencia, donde los presentaron como autores del doble asesinato. Horas antes, los cuerpos de ambas mujeres habían sido hallados enterrados en Viacha, a 47 kilómetros de distancia del lugar donde residían.

Ayer, Gabriel Edmundo Montalvo, de 50 años, y Wilfredo Luis Santos, de 31 años, fueron condenados a 30 años de prisión por el doble asesinato en el penal de Chonchocoro en La Paz. Por otro lado, José Luis Santos, de 29 años, fue puesto en detención preventiva por seis meses en la prisión de San Pedro, mientras continúan las investigaciones.

María Lindaura y su hija Miranda desaparecieron el domingo 4 de febrero. Vivían solas en una casa en el pasaje Rosasani, en la Curva de Holguín, cerca del Teleférico Amarillo de La Paz. Sus familiares y amigos intentaron comunicarse con ellas, pero sus teléfonos estaban apagados. Preocupados por su ausencia prolongada, uno de ellos decidió ir a su casa. Al llegar, encontró la puerta abierta y su perro, al que nunca dejaban solo durante mucho tiempo, dentro. Este hallazgo alarmó a todos y se comenzaron a viralizar fotografías en las redes sociales en busca de información sobre el paradero de madre e hija.

Personal de FELCC y Bomberos trabajan en el inmueble de las mujeres que estaban desaparecidas.
La denuncia formal se presentó el martes 6 de febrero. La mayoría de los familiares de María Lindaura y Miranda viven en Cochabamba y varios de ellos viajaron a La Paz para unirse a la búsqueda. La Policía y la Fiscalía inspeccionaron la vivienda de las desaparecidas y encontraron sus documentos personales, como cédulas de identidad y pasaportes, así como sus billeteras. Esto descartó la posibilidad de que hubieran salido de viaje. Además, los familiares afirmaban que siempre avisaban cuando se ausentaban y nunca dejaban solo a su mascota.

Los investigadores manejaron hasta cuatro hipótesis sobre la desaparición de las mujeres y las fueron descartando una por una hasta descubrir la verdad. En un principio se creía que habían recibido una llamada que las motivó a salir de su hogar en su vehículo, ya que éste tampoco estaba en la casa. Se presumía que podrían ser víctimas de trata de personas o incluso haber sido secuestradas.

Sin embargo, las llaves de la casa de María Lindaura y Miranda se encontraban en el inmueble, lo que llevó a sospechar que no habían salido por voluntad propia.

Mientras tanto, el equipo a cargo del caso revisaba las cámaras de vigilancia de diferentes lugares. Según el ministro de Gobierno, Eduardo Del Castillo, el vehículo de las víctimas salió de su hogar el domingo alrededor de las 21:55. Los investigadores revisaron más de 50 horas de material audiovisual en equipos para esclarecer lo sucedido.

Durante este proceso, los efectivos se percataron de la presencia de una camioneta negra estacionada afuera de la casa de las víctimas. Tras investigar, descubrieron que pertenecía a la expareja de María Lindaura, lo que despertó sospechas sobre él. Sin embargo, se supo que este hombre abandonó el lugar el jueves 1 de febrero y en los días siguientes se dirigió a Tocaña. A pesar de esto, el 8 de este mes, la Policía acudió a su propiedad y le realizó algunas preguntas, descartando su participación.

Los investigadores estaban buscando pistas que los llevaran a las víctimas. Para ello, tomaron declaraciones de familiares y personas cercanas, incluyendo a Gabriel Edmundo Montalvo Rodríguez. Desde el principio, este hombre se mostró colaborativo y aparentaba estar afectado por la desaparición de las mujeres. Sin embargo, se descubrió que estaba siendo incisivo al revisar las cámaras de seguridad del lugar y manipulaba la conexión a internet para que los funcionarios no obtuvieran todas las imágenes.

Edmundo Montalvo, Wilfredo Santos y José Santos, implicados en el doble crimen.
Del Castillo dijo que Gabriel Edmundo fue citado nuevamente como testigo el miércoles 7 de febrero. Según sus declaraciones, él tenía una cita a las 10:00 del domingo 4 de febrero con María Lindaura en su propiedad para coordinar los arreglos en el garzonier que iba a devolver y, después de eso, no la habría visto más.

Los investigadores tomaron una fotografía de una conversación entre Gabriel y la víctima, donde ella preguntaba por el albañil a las 09:17 y él respondía que estaba yendo a recogerlo. Ella reclamó por la demora, ya que habían quedado en que el albañil estaría a las 09:00. Casi a las 10:00, él la llamó por WhatsApp.

La Policía prestó atención a la mención del albañil en esa conversación y comenzó a buscarlo para fines investigativos.

En ese momento, los funcionarios tenían sospechas de que el caso podría estar relacionado con motivos económicos, ya que habían detectado varios movimientos financieros, incluyendo retiros de dinero en las últimas semanas. María Lindaura trabajaba en el rubro inmobiliario y manejaba grandes sumas de dinero. Según se muestra en páginas de Facebook, ella y su hija publicaban anuncios de terrenos e inmuebles en anticrético y en venta.

Curiosamente, Gabriel Edmundo era el anticresista de María Lindaura desde 2014. Del Castillo mencionó que, en junio de 2023, ella le pidió a Gabriel que desocupara el inmueble porque lo iba a utilizar para otros fines, empero, existía una deuda de 51.000 dólares. Esta situación habría generado molestia en este hombre, quien escribió un mensaje al albañil, Wilfredo Luis, en octubre del año pasado, diciendo “¿Qué pasa si silenciamos a esta mujer?”.

Pruebas colectadas por los investigadores.
Según el Ministro, esos mensajes se enviaron en un contexto de broma, pero con el tiempo se planificó y concretó el crimen el 6 de febrero.

Ese día, María Lindaura se encontró con Gabriel Edmundo y el albañil para revisar los arreglos en el inmueble. Sin embargo, según el ministro de Gobierno, ambos hombres la estrangularon. Luego, se dirigieron a la casa de al lado, donde vivían las víctimas, y le dijeron a Miranda que su madre la llamaba. La joven ingresó al lugar llamando a su madre, pero no obtuvo respuesta y fue atacada por los dos hombres, quienes la mataron de la misma manera.

Según el informe del Ministro, los cuerpos de ambas mujeres fueron colocados en bolsas de yutes y cargados en un vehículo. Gabriel Edmundo le habría pagado al albañil 3.500 por ayudar en los crímenes y deshacerse de los cadáveres. Wilfredo Luis condujo el vehículo, mientras que su hermano José Luis hizo el recorrido previo para asegurarse de que no hubiera controles policiales en la ruta hasta Viacha. En el lugar, Wilfredo le dijo a su hermano que su trabajo había terminado y le entregó los celulares de las víctimas antes de despedirlo. Fue el albañil el que enterró los cuerpos de la madre e hija y el que guió a la Policía hasta el lugar, cerca de un río, en la comunidad de Villa Ponguini de la provincia Ingavi, en La Paz.

El auto de las víctimas fue encontrado. Dos personas estaban en el motorizado. Uno de ellos habría sido contactado por el albañil y presuntamente pretendía venderlo como indocumentado.

Además, se descubrió que habían estampado los pulgares de las víctimas en hojas para posiblemente utilizarlos con fines económicos, como transferencias de propiedades, entre otros actos que están siendo investigados.

Este caso no se considera cerrado con el encarcelamiento de estas personas, ya que se examinarán detenidamente los celulares de las víctimas y de los perpetradores para determinar si hay otras personas involucradas en el doble asesinato. Mientras tanto, la familia afectada se encuentra en un profundo dolor y siente que está viviendo una pesadilla.

El jueves, los cuerpos de las víctimas llegan a la Morgue Judicial de La Paz.

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